
acrilico s/tela
110 x 130 cm
2007
Y hablando de saber el futuro , regrese a las viejas andadas de leer la mano, la verdad no quería pero un amigo insistió mucho y ya entrados en esas me seguí jaja, resulto que según ellos les dije cosas ciertas de su pasado y les dio gusto escuchar lo que les dije del futuro. Les explique que bruja no soy, bueno, ojala, jaja que solo creo que mi sentido común y mi intuición están muy cabronas, que no se clavaran con lo que les dije, pero si se clavan! Las personas se clavan demaciado queriendo saber el futuro, “el destino“ yo siempre les digo que las lineas siempre cambian, que ellos las pueden cambiar cualquier cosa… pero se emocionan y me creen y por eso deje de hacerlo.
Son tantas las coincidencias en mi vida que no creo que sean coincidencias, pero me encantan que pasen, a veces siento que sin ellas yo no seria yo, pienso que Xca esta hecha de eso por que cuando pasan me ponen feliz, algo en el corazón me palpita y me estremece.
No me puedo leer la mano, y lo intente pero es ilógico.
Esto lo escribo desde el jardín del arte, leyendo me llegan ideas a la cabecita, empecé a leer Rayuela otra vez, desapareció un tiempo, luego la encontré y tuvieron que pasar algunos meses para empezarla de nuevo, y ahora uffaa la estoy disfrutando muchísimo, la primera vez me costo trabajo y ahora, es tan diferente, no se, no sera que por algo se pierden los libros? Igual no era el momento, igual fue la Maga, igual la Xca, no se.
Pensando en estas cosas llega a saludarme un amigo y cliente de mis papàs , Valdes, director de la editorial Plaza y Valdes, me dice que le gusta los avances en mi obra y nos ponemos a hablar de Rayuela, de la estupida crisis que le esta dando en la madre a la editorial, de que se deprimió muy cabron hasta que no pudo mas y tuvo que pedir ayuda, de repente me refleje un poco, mi papa se acerca y empiezan a platicar sobre las “casualidades“, en que no hay casualidades, mas bien hay causalidades… jaja ni que mas decir! Solo pude sonreír.
Nunca te lleve a que madame Leónie te mirara la palma de la mano, a lo mejor tuve miedo de que leyera en tu mano alguna verdad sobre mi, por que fuiste un espejo terrible, una espantosa maquina de repeticiones, y lo que llamábamos amarnos fue quizá que yo estaba de pie delante de vos, con una flor amarilla en la mano, y vos sostenías dos velas verdes y el viento soplaba contra nuestras caras una lenta lluvia de renuncias y despedidas de tickets de metro.De manera que nunca te lleve a que madame Leónie...
J.Cortatazar
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